Abuelas de Plaza de Mayo confirmaron otra restitución de identidad de un nieto, en este caso el número 132. El nieto se llama Juan José y es hijo de Mercedes del Valle Morales, detenida-desaparecida por la dictadura militar en 1976 en Tucumán. Aún continúa buscando su identidad genética paterna.
Juan José tenía diez meses cuando su mamá fue secuestrada en la zona de Monteros, en Tucumán. A él lo dejaron en la cama solo con los documentos. A ella –que tenía 21 años y era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)– se la llevaron y la asesinaron. Sus restos aparecieron en una fosa clandestina en el Cementerio del Norte de la capital tucumana.
Juan José fue criado por un dueño de fincas de la zona, que hizo una adopción fraudulenta para quedarse con él. Después de largos años de búsqueda, Juan José supo que su mamá es una víctima del terrorismo de Estado. Este martes, el Juzgado Federal de Tucumán confirmó que no tenía ningún vínculo biológico con quien lo anotó como su hijo. Con esa confirmación, Abuelas de Plaza de Mayo anunció que había encontrado al nieto 132.
Juan José no pudo participar de la conferencia de prensa porque vive en Tucumán, pero quiso conectarse por Zoom. La tecnología no ayudó para que escuchara el aplauso que desde la Casa de las Abuelas en la exESMA sirvió para darle la bienvenida a la verdad, pero se quedó pegado al teléfono. A su lado estaba su compañera, Ana, la mamá de sus dos hijas– una de 19 y otra de seis años–. Ana fue quien tomó la posta durante estos años, cuando la búsqueda se tornaba demasiado pesada para Juan José.
“Fue un día cargado de emociones, por supuesto positivas”, dice Juan José a un medio. “Estoy cerrando una etapa y abriendo otra pero con la identidad ya concreta. Eso me posibilita decir: ‘Yo soy Juan José Morales, hijo de Mercedes del Valle Morales’”, afirma.
Estela de Carlotto expresó la «enorme alegría» de la nueva restitución -a sólo una semana de haber anunciado la del nieto 131- en una conferencia de prensa brindada en la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, en la exEsma, en el barrio porteño de Núñez.
«El 2022 finaliza así con la resolución de un nuevo caso que renueva las esperanzas de este camino de verdad, memoria, justicia e identidad. Esperamos que el 2023 nos reciba con muchos más encuentros», agregaron desde Abuelas.