«En un mundo que adolece de valores, que transmite confusión, facilismo y una cultura de sorteos televisivos para poder zafar, la Expedición Atlantis se erige en la antítesis de todo eso», dijo Barragán en diálogo telefónico con Télam.
El 12 de julio de 1984 cinco argentinos liderados por Alfredo Barragán completaron una proeza: navegar durante 52 días en el Océano Atlántico en una primitiva balsa de troncos, impulsada por una simple vela cuadra y sin timón.
Junto a Barragán, actual secretario de turismo del municipio bonaerense de Dolores y fundador de Centro de Actividades Deportivas de Exploración e Investigación (CADEI), navegaron Jorge Iriberri, Horacio Giaccaglia, Daniel Sánchez Magariños y Félix Arrieta.
Los expedicionarios zarparon de Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias, España) el 22 de mayo de 1984 ante la mirada incrédula de autoridades e isleños y, tras 52 días en el mar, recalaron en las costas de La Guayra, en Venezuela.
«Hoy la sensación que tenemos todos los expedicionarios es que no hubo un año, a largo de estas tres décadas, en que no hayamos estado girando alrededor de nuestra balsa», reflexionó Barragán.
Para el navegante, «Atlantis es una campana que no debe dejar de sonar, porque a nosotros nos tildaron de `locos` y no éramos ni eso ni aventureros: éramos expedicionarios que quisimos darle a conocer al mundo, con una demostración romántica, que se pueden lograr grandes cosas con la convicción de creer que se puede».
Barragán contó que no era ningún «improvisado» cuando decidió iniciar la travesía.
«Nací explorador, siempre crucé montañas y navegué por muchos mares y así, en este contexto, empecé a unir informaciones sobre viajes en balsas del tipo africana, como la que usamos nosotros».
Barragán contó que en un congreso en México había expuesto que por la corrientes marinas y los vientos se podía cruzar el Atlántico con este tipo de embarcación. «Pero no me creyeron. Entonces comencé a reunir a la gente idónea y decidí que no iba a hablar más, sino que la balsa hablara por mí», sostuvo.
«Ese fue quizá el motivo, la razón o la excusa para iniciar la travesía, pero todos somos deportistas y nos propusimos ese desafío ante nosotros mismos y ante nuestras familias», explicó.
De aquellos días, Barragán recordó que planificaron todo: la flotabilidad, los vientos, las corrientes marinas, durante cuatro años.
«Formamos un equipo poderoso. A largo de los 52 días pasamos momentos de mucha zozobra, pensábamos muchas veces que habíamos perdido el rumbo, pasamos momentos de tormenta y de calma pero todo lo pudimos resolver», rememoró.
La balsa fue ensamblada con el método y los materiales que se usaba en África hace más de 3.000 años y se logró así «un objetivo que desafió no sólo la naturaleza, sino también la historia y la antropología», destacó Barragán.
A 34 años de semejante proeza, la Armada Argentina homenajeará a los cinco expedicionarios el 3 de octubre en la Plaza Castelli, en el municipio de Dolores, donde se considerará a la Expedición Atlantis como «un hito en la historia náutica argentina».
Atlantis ya forma parte del sentimiento de la gente, se le ha puesto su nombre a plazas, colegios, grupos de scouts y fue declarada de interés educativo y cultural por el Congreso de la Nación.
Además se filmó un documental en 1988 «que es la película argentina más vista de todos los tiempos. Es un film artesanal, en el que no inventamos nada espectacular: sólo transmitimos la convicción de un grupo de hombres que cree en su objetivo», contó el alma mater de este proyecto.
«Atlantis está en nuestras vidas y no se irá nunca», completó Barragán.