La panificadora, radicada en la localidad de Vivoratá, realizó estos últimos días la donación de parte de su stock de pan rallado al municipio marchiquitense, con el fin de aportar su grano de arena en medio de la pandemia y aislamiento obligatorio que se vive en el país. El producto, fabricado allí, se entregó al personal de desarrollo social, quienes serán los encargados de repartirlo en las instituciones que lo necesiten, como así también en la población.
Esta iniciativa de la firma vivoratense se suma a la que hizo Burrbarrel hace algunos días, con la producción de alcohol rebajado al 70% .